El escenario político poselectoral chileno

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Los partidos de la Nueva Mayoría (NM) atribuyen a diversas “razones” su estrepitosa derrota electoral. Incluso algunos -solo por cumplir un rito- las aderezan con amagos de autocrítica. En una nueva manifestación de la hipocresía que caracteriza la política institucional, la NM elude confesar que ella misma fue el artífice de su derrota, la que cavó su propia tumba con sus políticas ambiguas y su distanciamiento del pueblo. Es una cobardía moral atribuir esa derrota a falta de conciencia de un pueblo mal agradecido.
La verdad sin careta es que la NM (como su antecesora, la Concertación de Partidos por la Democracia), se empeñó en borrar desde el gobierno y el Parlamento todas sus fronteras con la derecha. Al final, la NM terminó siendo, en la práctica, otra cara de la derecha, entendido este concepto como el compromiso político e ideológico de un partido o grupo social con el capitalismo neoliberal.
Chile alcanzó en los años 90 un importante nivel de movilización cuajada de esperanzas democráticas.

La Concertación supo capitalizar ese sentimiento que aspiraba a recuperar la democracia, pero con justicia social. No solo exigía juicio y castigo para los responsables de los horribles crímenes cometidos por la dictadura. También se anhelaba un cambio de las penosas condiciones económicas, sociales y culturales impuestas por la dictadura del neoliberalismo. Para alcanzar esos objetivos existía una amplia mayoría social y política que se prolongó hasta la elección de Frei Ruiz-Tagle en 1993.
Lo que el pueblo quería era borrar -pacífica pero resueltamente- todo vestigio del terrorismo de Estado que martirizó Chile durante 17 años. Ese proceso comenzaba por convocar a una Asamblea Constituyente que elaborara y propusiera una Constitución Política democrática. En esto concordaban todos los partidos opositores al régimen militar. De igual manera, solo con diferencias de matiz, compartían una crítica frontal a la economía de mercado implantado por la dictadura.
No obstante esos planteamientos fueron dejados de lado en los acuerdos secretos que parte de la oposición suscribió con las fuerzas armadas para dar inicio a la “transición a la democracia”.
En las violaciones de los derechos humanos hubo -y hasta hoy sigue desarrollándose- una justicia “en la medida de lo posible”. Esto al menos permitió encarcelar -aunque en condiciones privilegiadas- a unos cuantos criminales, entre ellos altos oficiales de la Dina y la CNI. No obstante hasta hoy, las fuerzas armadas mantienen en secreto el destino de más de mil detenidos desaparecidos.
En materia de derechos económicos y sociales no sucedió lo mismo. Por el contrario, el modelo instaurado con las bayonetas se ha visto fortalecido durante los gobiernos de la Concertación-Nueva Mayoría. No vamos a repetir las cifras utilizadas en anteriores editoriales y crónicas de PF que revelan cómo han crecido las ganancias del capital nacional y extranjero, en particular el capital financiero, bajo los gobiernos de la coalición derrotada el 19 de diciembre. Ese proceso ha acelerado la transnacionalización de la economía hasta un punto que le va quedando muy poco de nacional. Hoy los trabajadores enfrentan a una burguesía “mestiza” cuyos gerentes están en Chile pero que reciben órdenes de corporaciones que radican en EE.UU., Canadá, Europa o China. En síntesis, como se sabe, Chile ha pasado a ser uno de los países con mayor desigualdad social del mundo. Y esto, en importante medida, por culpa de los gobiernos que se han sucedido desde 1990, que han velado por los intereses del capital volviendo las espaldas al pueblo. Más bien estos gobiernos se han preocupado de desmovilizar a los trabajadores. La cooptación de organizaciones -bajo supuestos programas de desarrollo social- se convirtió en una labor de especialistas reclutados en partidos de Izquierda. Su misión se ha visto favorecida por la conversión de la CUT en una organización manipulada por una burocracia sin conciencia de clase.
Chile a casi treinta años de la dictadura militar es un país fracturado en lo social, político y cultural. Bajo la superficie del consumismo -utilizado como anestésico social- se ocultan aberraciones vergonzosas como la tragedia de los 250 niños fallecidos bajo la “protección” del Servicio Nacional de Menores. O la dolorosa situación de los ancianos abandonados en hospedajes de mala muerte. O fenómenos corrosivos como el explosivo aumento del consumo de alcohol y drogas por la juventud estudiantil y los trabajadores. O la indolencia burocrática de servicios del Estado. O el robo descarado que cometen las AFP con los fondos de los trabajadores. O la inhumana explotación a la que son sometidos los inmigrantes. O las humillantes listas de espera en los hospitales…
¿Qué comunidad de intereses, cuál cohesión social, qué visión compartida de país puede existir en una nación donde existen fortunas superiores a los 20 mil millones de dólares mientras la mayoría de los trabajadores recibe salarios de miseria por jornadas extenuantes y cuyo futuro es cobrar pensiones de hambre?
La casta política -con sueldos superiores a diez millones de pesos mensuales- no tiene relación ninguna con la realidad sumergida de la pobreza. Y esa es la casta encargada de gobernar, legislar y orientar a la opinión pública a través de los medios de desinformación y las universidades.
El cuadro de la realidad del país no estaría completo si no mencionáramos la corrupción que se extiende a todas las instituciones civiles, militares y policiales del país, socavando la confianza que necesitan para su legitimidad. La corrupción es un cáncer que está comprometiendo la estabilidad del sistema, aunque los partidos responsables de la administración del país se hagan los idiotas.
El resultado del comportamiento histórico de la coalición derrotada en diciembre es que la NM ha conseguido borrar toda diferencia entre la derecha política y la llamada “centroizquierda”. Por eso al clarín de las elecciones sólo acude menos de la mitad de los ciudadanos con derecho a voto. Así un presidente de la República es elegido con el 26,46% del electorado, y muchos parlamentarios con menos del 10% de los votantes de sus distritos.
La despolitización es consecuencia necesaria y deliberada del modelo que nos rige. La responsabilidad de haberlo hecho en un país que se ufanaba de su madurez política, corresponde a la coalición derrotada y a cada uno de sus partidos, desde el Demócrata Cristiano al Comunista.
En vez de reconocer esta realidad, las imperturbables dirigencias se han sumido en negociaciones para articular una mayoría que les permita seguir controlando la Cámara de Diputados y el Senado. Para lograrlo necesitan meter en la amansadora de la política tradicional a fuerzas nuevas que han llegado al Parlamento, como el Frente Amplio. Pretenden continuar una política fracasada y adoptar un nuevo antifaz para la NM y ex Concertación.
Los trabajadores y el pueblo necesitan aprender de su historia. Chile requiere una revolución cultural que permita derrotar la “cultura” del conformismo y la resignación inculcada por el neoliberalismo. Buena parte de esa revolución cultural se materializará con el protagonismo de los artistas, y profesionales. El rol de la ciencia, la literatura, la poesía, la música y las comunicaciones será fundamental. Será una revolución alegre y contagiosa para que su mensaje llegue a millones. Su eje articulador será la exigencia de una Asamblea Constituyente.
Este es el futuro necesario del país.
Para esta lucha se necesita una Izquierda independiente de compromisos con el sistema de dominación. Una Izquierda de ese tipo sólo puede surgir del movimiento social y de sus fracciones organizadas, sobre todo del ámbito de los trabajadores y pobladores. La dispersión actual no debe inducir al pesimismo. Se necesitan chispazos que iluminen ejemplos. La Izquierda necesita superar el trauma de los años 70. El fracaso de la Unidad Popular enseña que un proyecto revolucionario requiere de una fuerza ideológica, política y material muy superior a la de la burguesía.

Conciencia, organización, alimentos, medicinas y armas -en este caso un ejército y milicias populares- son los factores que determinan la fortaleza de una revolución por pacífica que pretenda ser. Así lo demuestra la experiencia chilena y la de países hermanos. La Unidad Popular fue derrotada porque el pueblo estaba desarmado y nunca logró establecer su hegemonía, minada por el desabastecimiento y la inflación. La subversión golpista, dirigida y financiada por el imperialismo, mantuvo a raya al gobierno del presidente Salvador Allende. La Ley de Control de Armas -iniciativa de la DC- y la sumisión a un Parlamento opositor, finalmente llevó al desastre a la más grande hazaña política alcanzada hasta ahora por los trabajadores chilenos.
Para dominar los traumas y temores conviene repasar nuestra historia. Sería absurdo recorrer el mismo camino de los años 70. Ya sabemos cuál es su destino. Por eso, no se trata de tejer unidad para objetivos menguados, sino de levantar desde la base social -con tenacidad y paciencia de hormigas- un proyecto de cambios fundamentales que conquiste a los más diversos sectores sociales: trabajadores, mujeres, pobladores, estudiantes, artistas, intelectuales, profesionales, religiosos, militares, etc. El marxismo y el cristianismo popular constituyen la armazón ideológica fundamental de los tiempos que vienen.
En los hechos se trata de crear la Izquierda de este siglo. Una aventura del ser humano mucho más atractiva que bombear oxígeno a un sistema de dominación que corrompe, empobrece y consagra los privilegios de una minoría.

*Editorial de “Punto Final”, edición Nº 892, 12 de enero 2018.

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2 Comentarios
  1. Plaza dice

    Un vez más el izquierdismo pretende dar lecciones (en torno al editoriall de Punto Final Nº 892, del 12 de enero de 2018)

    Iván Ljubetic Vargas, historiador

    “Punto Final”, órgano oficial del “izquierdismo” en Chile, se dedicó durante todo el período de la campaña electoral a lanzar sus dardos contra el Gobierno de la Nueva Mayoría y de la candidatura presidencial de Alejandro Guillier. Producido el triunfo de la derecha, pontifica cual catedrático de viejo cuño, sobre esos comicios. Comienza afirmando: “Los partidos de la Nueva Mayoría (NM) atribuyen a diversas “razones” su estrepitosa derrota electoral. Incluso algunos -solo por cumplir un rito- las aderezan con amagos de autocrítica. En una nueva manifestación de la hipocresía que caracteriza la política institucional, la NM elude confesar que ella misma fue el artífice de su derrota, la que cavó su propia tumba con sus políticas ambiguas y su distanciamiento del pueblo. Es una cobardía moral atribuir esa derrota a falta de conciencia de un pueblo mal agradecido”.

    UN ANÁLISIS AL MÁS PURO ESTILO “IZQUIERDISTA”

    Prejuzga. Puesto que sus afirmaciones las realiza antes de que los partidos de la Nueva Mayoría hagan pública sus análisis al respecto. Por ejemplo, el Partido Comunista entregará sus primeras opiniones después del Pleno del Comité Central a realizarse el 12 y 13 de enero de 2018.

    Miente al sostener: “La verdad sin careta es que la NM (como su antecesora, la Concertación de Partidos por la Democracia), se empeñó en borrar desde el gobierno y el Parlamento todas sus fronteras con la derecha. Al final, la NM terminó siendo, en la práctica, otra cara de la derecha, entendido este concepto como el compromiso político e ideológico de un partido o grupo social con el capitalismo neoliberal”.
    Desubicado. ¿En qué Chile vive el editorialista? ¿No tuvo noticias de las importantes reformas llevadas a cabo por el Gobierno de la Presidenta Bachelet, que fueron duros golpes a la derecha y de beneficio para el pueblo? Por ejemplo: Reforma Tributaria, Reforma Laboral, Fin del binominal, Derecho a voto a chilenos en el extranjero, Ley de Financiamiento de la Política, Ley de Partidos Políticos, Inicio del Proceso por Nueva Constitución, Educación: fin del lucro, selección y copago (gracias a la ley de inclusión creada para eliminar el lucro, a partir de este año el 93,9% de los colegios particulares subvencionados serán gratuitos y beneficiando a 1.375.227 alumnos); Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, Ley de Nueva Política Nacional Docente, Ley Ricarte Soto, Gratuidad en Educación Superior, etcTergiversa. El “izquierdista” de marras no se queda en chicas. Se otorga el rol de revisor y de intérprete de la historia. Afirma: “La Izquierda necesita superar el trauma de los años 70. El fracaso de la Unidad Popular enseña que un proyecto revolucionario requiere de una fuerza ideológica, política y material muy superior a la de la burguesía. Conciencia, organización, alimentos, medicinas y armas -en este caso un ejército y milicias populares- son los factores que determinan la fortaleza de una revolución por pacífica que pretenda ser”.

    EL MIR AYER ESTUVO CONTRA ALLENDE
    Los que tienen el trauma de los años 70 (y no sólo de los 70) son los “izquierdistas”, como el MIR. Aunque algunos lo nieguen, estuvo contra la candidatura de Salvador Allende, abanderado de la Unidad Popular.
    Por ejemplo, en el folleto del MIR, titulado “No a las elecciones! Único camino: la lucha armada”, emitido en enero de 1969, se planteaba: “La posibilidad de la futura constitución de un frente de colaboración de clases en Chile no es indiferente a la izquierda revolucionaria… La constitución de semejante frente llevaría a un retroceso para la izquierda en general de incalculable envergadura… Es evidente que una tal alianza el Partido Comunista sólo la conseguirá detrás de la candidatura de un respetable burgués progresista y con un programa abiertamente democrático burgués”. (Mimeo, p. 10)

    En el documento “El MIR y las elecciones presidenciales” se afirma: “El Movimiento de Izquierda Revolucionario no desarrollará ninguna actividad electoral”. Separata de “Punto Final” Nº 104, del 12 de mayo de 1970).

    Hacia diciembre de 1972, dirigentes del MIR entrevistados por una revista mexicana, afirmaron: “El programa de la UP es un programa reformista, un programa de transición, no es un programa que tienda llegar al socialismo ni muchos menos, el programa de la UP es un programa antimonopolista, un programa antiimperialista y hasta ahí no más (sic), este programa también lo hubiera podido presentar el reformismo de derecha. Nosotros pensamos que la UP, como bloque, es fundamentalmente reformista. Reconocemos en el seno de la UP a sectores revolucionarios pero que no son hegemónicos, por ejemplo la Izquierda Cristiana, sectores del PS y sectores del MAPU”. (Entrevista al MIR, publicado por revista mexicana Punto Crítico Nº 12, diciembre de 1972, pp. 43 y 45)

    Y CONTRA EL GOBIERNO POPULAR

    Contra los deseos y acciones del MIR, triunfó Salvador Allende y su Gobierno ha sido el más patriótico y revolucionario de la historia de Chile. Durante este período el MIR jugó el contrarrevolucionario rol de “oposición de izquierda”, contribuyendo -consciente o inconscientemente- a los planes desestabilizadores del imperialismo y la reacción criolla.

    OTRA COSA ES CON GUITARRA
    Entonces, como ahora lo hace el editorialista, hablaron de fusil, de “armas -en este caso un ejército y milicias populares-“, pero cuando llegó el momento de la lucha contra la tiranía, -sin negar, sino por el contrario recordar con admiración, a los heroicos combatientes del MIR que cayeron en la lucha contra del fascismo- debemos concordar, que esta organización no estuvo en condiciones de enfrentar militarmente a la dictadura. El único partido que logró formar un frente de combate fue el Partido Comunista. Otra cosa es con guitarra, compañero editorialista.

    RECETANDO EL CAMINO A SEGUIR
    En el Editorial a que nos referimos se sostiene que para la lucha actual “se necesita una Izquierda independiente de compromisos con el sistema de dominación. Una Izquierda de ese tipo sólo puede surgir del movimiento social y de sus fracciones organizadas, sobre todo del ámbito de los trabajadores y pobladores”.
    ¿A cuales “fracciones organizadas” se refiere? ¿Al MIR? Este jamás ha tenido influencia en los trabajadores. El ex dirigente mirista Humberto Sotomayor escribió: “Nuestro aislamiento de las masas era increíble… Nos vinimos a dar cuenta que estábamos aislados de las masas a finales de 1971; sólo entonces tomamos medidas para acercarnos a ellas, pero esta vez para disputárselas a la Unidad Popular y no a la burguesía. La historia pasaba a nuestro lado”. (Humberto Sotomayor Soto: “La historia pasaba a mi lado”, Boletín Exterior del Partido Comunista de Chile Nº 27, enero-febrero 1978, páginas 86-87)

    SIN APOYO DE TRABAJADORES
    Los esfuerzos por ganar a las masas de trabajadores resultaron un fracaso para los ‘izquierdistas’. Una prueba de ello fueron los resultados de las elecciones del 30 y 31 de mayo de 1972 para designar el Consejo Directivo Nacional de la CUT.
    De los 546.271 sufragios válidamente emitidos en una votación directa, los partidos de la Unidad Popular recibieron 375.597 votos, el 68,8% del total (la primera mayoría fue del PC con el 31,8%); el MIR obtuvo apenas 10.192 votos, el 1,8%. No eligiendo ningún dirigente.
    En las elecciones de la CUT de agosto de 2008, el MIR logró sólo el 0,89 de los 712.317 votos válidamente emitidos. La nada misma.

    ALGO SOBRE EL “IZQUIERDISMO”
    Lenin en su obra “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”, describió muy bien a los “izquierdistas”:
    “El pequeño burgués ‘enfurecido’ por los horrores del capitalismo es, como el anarquismo, un fenómeno social propio de todos los países capitalistas. Son del dominio público la inconstancia de estas veleidades revolucionarias, su esterilidad y la facilidad con que se transforman rápidamente en sumisión, en apatía, en fantasías, incluso en un entusiasmo ‘furioso’ por tal o cual corriente burguesa ‘de moda’.” (Lenin: Obras Escogidas en tres tomos. T. III, p. 360)

    EL REINO DE LA PEQUEÑA BURGUESÍA
    El MIR, surgido en su Congreso Constituyente del 15 de agosto de 1965, es el mejor representante en Chile del “izquierdismo”. Humberto Sotomayor Salas, quien fuera alto dirigente de esta colectividad, escribió: “La dirección de nuestra organización (MIR), y de las similares a la nuestra, estaba integrada exclusivamente por personas provenientes de la pequeña burguesía… Me refiero a una variada gama de grupos efímeros, tales como el PCR, el PSR, Tendencia Octubre, etc. En una variada lista, cuatro de estos, jamás tuvieron en sus filas un solo obrero y menos algún campesino. No sólo las direcciones, sino la mayoría de los miembros éramos de origen pequeño burgués”.

    AYER Y HOY AISLADO DE LAS MASAS

    Al analizar el por qué de las posiciones ‘izquierdistas’, Humberto Sotomayor señala: “En primer lugar, una profunda y arraigada concepción idealista de la realidad… Al no basarnos en el análisis científico de la realidad objetiva, al guiarnos por apreciaciones puramente subjetivas., al hacer prevalecer los sentimientos a la realidad, en especial la voluntad, aparecían el resto de las características tan conocidas del revolucionarismo pequeño burgués, una de ellas el inmediatismo. Otra, el pretender saltar etapas históricas. Pretendíamos dar por canceladas las formas políticas de lucha para iniciar las formas armadas”.
    Agrega: “el vanguardismo estuvo en todas nuestras políticas”.
    “Fue durante el gobierno de la Democracia Cristiana que intentamos acciones armadas. Nuestro aislamiento de las masas era increíble…”
    (Humberto Sotomayor Soto: “La historia pasaba a mi lado”, Boletín Exterior del Partido Comunista de Chile Nº 27, enero-febrero 1978, pp. 79 a 86)
    ¡Cuarenta años después, la caracterización del MIR realizada por Humberto Sotomayor, mantiene total vigencia!

  2. Plaza dice

    Hoy cuando se conoce que el Banco Mundial perjudicó intencionlmente el desempeño de Chile en Ranking Doing Business durante el gobierno de Bachelet!
    Malnuel Calbieses Donoso, quien publicó en la Editorial de Punto Final este artículo ¿no se «siente» parte de esta orquestación intencionada?

    https://www.df.cl/noticias/internacional/actualidad-internacional/banco-mundial-perjudico-intencionalmente-el-desempeno-de-chile-en/2018-01-13/104506.html

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