Estados Unidos: la última «cumbre» —gracias a Dios

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Fidel Castro obtuvo una gran victoria política la semana pasada sin hablar o ni siquiera  salir de su casa –y una especie de entretenida y pequeña victoria. Con un abrumador resultado en la Cumbre de las Américas de Cartagena, Fidel derrotó a Obama 31 a 2.  EEUU y Canadá aún quieren excluir a Cuba de reuniones futuras, pero el resto del hemisferio rechazó la posición norteamericana. | SAÚL LANDAU.*

 

Excluir a Cuba, mantuvo la mayoría de los presidentes (el presidente ecuatoriano Correa y el nicaragüense  Ortega se negaron a asistir debido a que Washington insistió en la no presencia de Cuba) significaría que estos países del Hemisferio Occidental no asistirían a futuras reuniones.

 

Fidel obtuvo la pequeña victoria cuando el manager de los Marlins Ozzie Guillén dijo que admiraba la capacidad de Fidel para perseverar frente a cientos de planes de asesinatos. Subsiguientemente fue suspendido y recibió toneladas de correos electrónicos insultantes. El incidente demostró que los enemigos de Fidel con sede en Miami aún están obsedidos y no pueden pensar con claridad.

 

Unos doscientos de ellos se manifestaron frente al estadio y exigieron que los propietarios de los Marlins despidieran a Guillén porque este había dicho “Yo amo a Fidel Castro”, lo que quería decir, aclaró él, “Respeto a Fidel Castro. ¿Saben por qué? Mucha gente ha querido matar a Fidel Castro durante los últimos 60 años, pero ese c… aún sigue ahí”.

 

[«Guillén sabe que aún le queda mucho por hacer (para expresarse) a fin de recuperar a un segmento de los aficionados. Puede que algunos nunca lo perdonen”. (Edgar Thompson NY Times, 17 de abril.)]



 

“No importa lo que yo haga”, dijo, “no va a ser suficiente”. Guillén se dio cuenta de que Fidel ha obsedido a sus enemigos.

 

Un viejo enemigo, Luis Posada Carriles, el asesino, entre continuos complots violentos y visitas al proctólogo, se las arregló para conseguir una exposición de sus pinturas en un banco de Coral Gables —no el tipo de arte que trató de ejercer contra la vida de Fidel y de un avión cubano de pasajeros que hizo estallar en el aire en 1976 con 73 personas a bordo.

 

Obama perdió en Cartagena porque sus planes no se equiparan con las necesidades de los países de sus colegas jefes de estado. Es más, su intento de promover un tratado de libre comercio (encarnación del neoliberalismo) no le ganó admiración en una región que ha sido testigo del devastador impacto de este modelo económico y que sufre de pobreza y desigualdad. Obama también insistió en  mantener la guerra a las drogas que ha convertido a varios Estados en asesinos narcoestados.

 

¿Habrá pensado quizás Obama que podía aplicar a las drogas el viejo dicho de que “nada tiene tanto éxito como (la fórmula) del fracaso”?
 

 

Sin embargo, el sin sentido que vomitó acerca de Cuba provocó a todos los asistentes, con excepción del primer ministro canadiense. Los líderes  de las naciones de Centroamérica y el Caribe discutieron para repudiar la exclusión y el embargo. Todos reconocieron la legitimidad de Cuba y enviaron un claro mensaje. Solo el derechista primer ministro canadiense votó con Washington.

 

La política estadounidense hacia Cuba es, en el mejor de los casos “un anacronismo”, dijo el conservador Santos, presidente de Colombia, una estúpida y testaruda obsesión que ha ido más allá de la guerra fría y toda semblanza de realidad.

 

¿La predecible respuesta de Obama en un año electoral? Cuba no ha hecho aún los cambios democráticos que Wáshington demanda para justificar un cambio de política norteamericana. Uno puede imaginarse el coro de lamentos.

 

Los ignorantes u obsedidos —exiliados cubanos extremistas de Miami— pudieran creerse el discurso de que en Cuba “no hay elecciones libres ni prensa libre”, dada la afinidad de EEUU con Arabia Saudí y otras monarquías machistas. Una vez que entran en la ecuación los factores históricos, los argumentos de EEUU se van por el vertedero. El senador demócrata por Nuevo México Jeff Bingaman reflejó el sentimiento de la mayoría en Cartagena: “Nuestra política hacia Cuba está desfasada. Hace tiempo que llegó la hora de establecer relaciones diplomáticas con Cuba y terminar con el embargo”.

 

Más: Obama hasta admitió que “a veces estas controversias son de antes de que yo naciera. Y a veces me parece como si en estas discusiones, o al menos lo reporta así la prensa, estamos atrapados en un pliegue del tiempo, que va por allá de la década de1950, la diplomacia de cañonera, los yanquis y la Guerra Fría y esto y lo otro». (Andrew Cawthorne y Brian Ellsworth, Reuters, 16 de abril.)

 

“¿Un pliegue del tiempo?”
En 2009, Obama apoyó un golpe de estado en Honduras. En 2002 (W. Bush) Estados Unidos apoyó un intento de golpe en Venezuela. O quizás esos ejemplos ilustran el “esto y lo otro” de Obama.

 

En Cartagena, mientras personal del Servicio Secreto y militares disfrutaban de servicios ya no secretos, funcionarios estadounidensess invocaban devotamente los derechos humanos para explicar la política hacia Cuba. Sin embargo, el mundo sabe que EEUU mantiene más prisioneros políticos en Guantánamo que los que Cuba tiene —y podría decirse que en peores condiciones.

 

Hace un siglo, Wáshington arrebató ese pedazo de Cuba y se mantiene allí a pesar de la exigencia de La Habana de que se devuelva. En el siglo 20, tropas norteamericanas invadieron y ocuparon a Cuba en tres oportunidades, sin contar la invasión apoyada por la CIA de exiliados cubanos por Bahía de Cochinos.



 

Mientras Obama lee su historia puede llegar a la conclusión de que en 1952 EEUU realizó la Guerra Fría. En Cuba esto significó el apoyo al general Fulgencio Batista cuando este hizo trizas la Constitución cubana y se autonombró presidente (dictador). No hubo quejas por parte de EEUU cuando Batista invitó a mafiosos para asociarse con su gobierno en los juegos de azar y la prostitución. Wáshington envió armas y asesores para ayudar a Batista.

 

En 1954 la CIA derrocó al presidente Jacobo Árbenz  y lo reemplazó con matones militares que gobernaron a Guatemala durante tres décadas de asesinatos, tortura y saqueo.

 

Entre los antiguos amigos y aliados de EEUU se incluyen Anastasio Somoza e hijos en Nicaragua. “Nuestro hijo de puta”, como llamó el presidente Roosevelt a Rafael Trujillo de República Dominicana. También estaban Papa y Baby Doc Duvalier en Haití y Augusto Pinochet en Chile, así como decenas de dictadores menos conocidos.

 

Wáshington ha derrocado a gobiernos desobedientes, aunque elegidos de manera democrática, y los ha reemplazado con regímenes militares obedientes, violadores de los derechos humanos.

 

Si las futuras reuniones en la «cumbre» excluyen a Estados Unidos estaría bien. Los líderes latinoamericanos están de acuerdo: no necesitan a Washington para reunirse. Fidel lo viene diciendo hace décadas.

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* Cineasta, documentalista.

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