Estados Unidos: monjas perseguidas en medio del vendaval

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No miren, pero el papa y su partida de obispos están belicosos. El Vaticano y lo obispos estadounidenses están decididos a aplastar a los que consideran la mayor amenaza a la autoridad de la todopoderosa Iglesia Católica. ¿Y quiénes son su objetivo?| BILL PRESS.*

 

– No los republicanos católicos en el Congreso que se burlan de los Evangelios al tratar de destruir sistemáticamente todo programa del gobierno para ayudar a los pobres.
– No los políticos católicos de ambos partidos que alegremente ponen en práctica la pena de muerte llevándonos a la guerra.
– No todos esos sacerdotes que abusaron sexualmente de niños, ni a los obispos que encubrieron sus crímenes y los trasladaron a nuevas parroquias (y hacia un nuevo grupo de niños).

 

No, al igual que los republicanos que han declarado la guerra a las mujeres, el papa y sus obispos han declarado la guerra a… ¡las monjas!
La obligación de ellas es hacer el trabajo sucio de la Iglesia. Pensar solo se permite a los sacerdotes y a los obispos.

 

En abril, el Vaticano arremetió contra la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas (LCWR), que representa a casi 80 por ciento de las monjas en Estados Unidos. Acusaron a las mujeres religiosas de atreverse a hacer declaraciones de política no aprobadas de antemano por los obispos —los cuales, decreta Roma, son “los auténticos maestros de fe y moral de la iglesia”—. Nuevamente, solo los sacerdotes y obispos están autorizados a pensar.

 

Según el Vaticano, la LCWR se equivocó al apoyar la Ley de Atención Asequible del presidente Obama, a la cual se oponían los obispos, y al aceptar el compromiso de la administración de poner el control de natalidad al alcance de todas las mujeres, sin requerir a las instituciones católicas que lo pagaran.

 

Mucho más serio, resopló el Vaticano, las monjas están prestando demasiada atención a la pobreza y a los temas de justicia económica, mientras permanecen calladas acerca del aborto y el matrimonio del mismo sexo.

 

Nota: los obispos están molestos con las monjas porque se fijan en la pobreza y la justicia económica, de los cuales Jesús habla en los Evangelios, en vez de dedicarse al matrimonio del mismo sexo y el aborto, de los cuales Jesús no habla. Pero, por supuesto, las monjas no parecen tener la misma obsesión por el sexo que los hombres célibes hambrientos de sexo.

 

Próxima víctima: la semana pasada, en una declaración aprobada por el propio papa Benedicto XVI, el Vaticano condenó a la hermana Margaret Farley por su nuevo libro, Solo amor: un  marco para la ética sexual cristiana. Farley, quien fue profesora de Ética en la Escuela de Teología de Yale y presidenta anterior de la Sociedad Teológica Católica de Estados Unidos, se atreve a sugerir una posible base teológica para las relaciones del mismo sexo, masturbación y nuevo matrimonio después del divorcio.

 

La masturbación en especial, por razones que todos pueden imaginar, enloquece a los obispos. En su edicto el Vaticano insiste en que “el uso deliberado de la facultad sexual, por cualesquier razones, fuera del matrimonio es esencialmente contrario a su propósito”. El sexo, en otras palabras, solo es permisible dentro del matrimonio, solo entre un hombre y una mujer y solo con el fin de la procreación. Nada realista. Muy medieval. Muy de Rick Santorum olítico local].

 

No importa cuán poderoso sea el papado, quizás el Vaticano debió haberlo pensado dos veces antes de azuzar a sus obispos contra las monjas. Porque al hacerlo, solo han provocado mayor simpatía hacia ellas y nos han recordado a todos de quién está haciendo a diario la obra del Señor.

 

Como escribió recientemente en The New York Review of Books el estudioso católico Garry Wills:
“Los obispos están interesados en el poder. Las monjas están interesadas en los que no tienen ningún poder. Las monjas han preservado los valores del Evangelio, mientras que los obispos los han estado pervirtiendo. Los sacerdotes conducen sus autos nuevos, mientras las monjas viajan en autobús (siempre en parejas). Los sacerdotes se especializan en arrogancia, las monjas en humildad”.

 

Y al declararles la guerra los obispos han  aprendido algo nuevo acerca de las monjas que muchos de nosotros aprendimos en la escuela primaria. No son tan suaves como uno pudiera creer. No se pliegan  a las presiones del Vaticano. Se defienden.  La LCWR calificó las acusaciones del Vaticano de “sin fundamento” y están enviando a sus líderes a Roma para combatir las acusaciones.



 

Mientras tanto, otro grupo de monjas organizado por Network, un cabildo de justicia social, tiene en plan un viaje en autobús por nueve estados —con paradas en refugios para los sin casa, comedores gratuitos, escuelas y clínicas gratuitas de atención de salud— para protestar contra el presupuesto de los republicanos de la Cámara de Representantes, redactado por el católico Paul Ryan, debido a su impacto devastador en programas gubernamentales para los pobres y las familias obreras.

 

Al salir a la carretera y hablar de la pobreza, ¿no temen ellas disgustar aún más a los obispos?, pregunté recientemente a una monja. «No», me aseguró: “Esos muchachos simplemente están locos”.
——
* Periodista estadounidense. Conduce un programa de opinión en Current TV de difusión nacional.
En http://progreso-semanal.com

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1 comentario
  1. jorge dice

    vamos las monjitas todavia!!!

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