No tengo boca y debo gritar

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¿Por qué gritar? Porque se grita cuando se sufre má allá del límite de aguante, pero antes de llegar a la inconciencia; se grita cuando el sufrimiento viene de un afuera espantoso, se grita en el límite de la inutilidad; se grita porque se es condenado a no ser —salvo receptáculo de sufrimiento.

¿Quién, qué puede hacer no gritar con maniática perfección, hacer no gritar lo humano que ha dejado de ser humano, pero conserva empero la memoria tanto de lo que fue como de lo que ya no será?

No en éste caso los servicios al servicio de las cristianas dictaduras del Cono Sur de los setentas y ochentas; tampoco los adalides de la libertad en prisiones repartidas por el mundo y que arrasan con el aire del mundo. Según Harlan Ellison el que hace gritar e impide, al mismo tiempo, el grito es AM. AM es una computadora, su nombre quiere decir Yo soy (Pienso, luego existo, en inglés I think, therefore I am).

¿Y por qué esa saña? Por odio. Oscar Wilde dijo alguna vez que nadie perdona el favor recibido; AM no perdona algo peor: la conciencia que le permitieron los seres humanos —aunque no se la hayan autorizado. Muchas cosas pueden ser los ángeles caídos del mito judeo-cristiano…

No tengo boca y debo gritar se publicó hacia 1967 en una revista estadounidense de cencia-ficción. Mucha agua ha corrido sobre el género desde entonces y los ordenadores electrónicos son una realidad cotidiana; quizá esos cuatro hombres y una mujer apresados y presos de una máquina no susciten el horror que entonces el relato despertó.

Quizá no podamos comprender cuan cerca estamos de ser esa bola gelat nosa que sufre —y sufrirá para siempre. Pero no se tata de entregar o encontrar contenidos metafísicos a una historia que convierte al bueno de Bram Stoker en un autor de novelas rosas.

Harlan Jay Ellison —el autor— es conocido de muchos que nunca han abierto uno solo de sus libros a través de sus guiones para la televisión y porque muchas de sus ideas son tomadas por otros autores y convertidas en elementos para la realizaciónde películas, como la saga de Terminator.

Ha obtenido todos los premios que se otorgan en el genero de C.F y muchos de la literatura de horror. Vive en Estados Unidos, tiene más de 70 años y no le gusta que lo tomen por estúpido. Tampoco piensa que lo sean sus lectores. Quizá escribe desde la furiosa melancolía de dar testimonio sobre una cultura agotada que se devora a sí misma.

Este relato, que es breve, lo encontrará aquí.

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