Chile, hay razones para creer en un mundo mejor, pero no con Coca-Cola

Gonzalo Tarrués

Son alrededor de 800 trabajadores, se los ve a diario descargando cajas de Coca Cola; visten el uniforme de la empresa fabricante de la gaseosa —en Chile Embotelladora Andina— y trabajan exclusivamente que sus productos lleguen al consumidor. Solo que no pertenecen a la planta de empleados y obreros de la firma.| GONZALO TARRUÉS.

Peoneta (pioneta en el habla local) es quien carga y descarga mercaderías de un vehículo que las transporta; un trabajo duro y vital para la compañía que necesita hacer llegar lo producido al comercio minorista —o a cualquier parte—. En Chile estos hombres pertenecen a una categoría laboral denominada subcontratados.

Por virtud de reglamentaciones que procuraron en cierto modo flexibilizar el trabajo en «beneficio» de los trabajadores, se da el caso de que cientos de miles de varones y mujeres que venden su fuerza física o intelectual, sus habilidades, experiencia, conocimientos, etc… ya a empresas privadas, ya al Estado, en todos los rubros de la economía, no son realmente asalariados de esas empresas.

Pertenecen a una categoría —casi una subespecie— condenada a ganar un porcentaje de lo que les correspondería si el mundo empresarial se sacara la máscara y los enrolara como corresponde en sus planillas de pago. Pero no. Son subcontratados. trabajan como el que más, pero en un limbo sin mayor protección social real.

Esto ocurre tanto en la gran minería del cobre como en los servicios de aseo oficinesco. La figura es que los contrata una empresa que, luego, subcontrata tareas para otra. Cualquier tarea. La proletarización de la fuerza de trabajo es general aunque la propaganda habla de que todos los chilenos son «clase media» —sea lo que fuere ese engendro— menos unos pocos, que son los grandes inversionistas y los desvergonzados políticos «que llegaron».

El subcontratado, ya sabemos, cobra menos por el mismo trabajo del contratado; además carece de los beneficios sociales que todavía muchas empresas mantienen para su personal. El subcontratado es un humano se segunda.
En abril de 2008, tras las inspecciones de rigor y acogiendo el justo reclamo de los peonetas de Coca Cola, la Inspección del Trabajo emitió un informe que estableció que éstos deberían, aplicando la legislación vigente, ser «internalizados», esto es: contratados oficialmente por la empresa. Naturalmente la empresa puso grito en el cielo y «guita» en sus abogados. Fue la partida de un juicio histórico.

Histórico porque, se fallarse acogiendo en definitiva la petición de los peonetas a futuro podría cambiar la suerte de otros subcontratados en otros ámbitos de la producción y los servicios (para no hablar de la minería).
Hasta el momento los trabajadores cuentan con el fallo a su favor de la Corte de Apelaciones que vio litigio. La empresa recurrió al Tribunal Constitucional aduciendo la inconstitucionalidad de esa decisión. Le fue mal.

Hoy viernes, en la instancia final, decidirá la Corte Supremaa través de los magistrados integrantes de su IV Sala. A las ocho de la mañana se inician los alegatos de las partes. «El fallo de este viernes puede marcar un precedente para los subcontratados en Chile», afirmó Gustavo Godoy, Presidente de la Federación Nacional de Peonetas de Coca Cola, Fenasipec.

«Hasta ahora, todos las instituciones que han sentenciado sobre nuestro caso nos han encontrado la razón, y eso es porque la tenemos, existe una grave irregularidad en esto y hacemos bien en denunciarlo, porque es algo que ocurre muy seguido en Chile, con total impunidad», sentenció el dirigente, quien será acompañado mañana por los peonetas —vestirán todos el uniforme de Coca Cola— junto a otros representantes de diversas agrupaciones sindicales y organizaciones sociales.