La clasificación derecha/izquierda, en la actual clase política gobernante, toca fondo;

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Tras la desaparición del joven activista social, Santiago Maldonado, en agosto pasado, a manos de las fuerzas policiales del Estado argentino, comenzó a circular por las redes sociales, y en las marchas realizadas en la mayor parte de los países latinoamericanos, un afiche que decía: “si no te interesa lo que hicieron con un desaparecido; entonces no tenemos diferencias políticas, tenemos diferencias morales, éticas y humanas”. Por simple que parezca esta frase, representa una profunda carga ideológica y política.

No está de más recordar, que Karl Marx y su planteamiento difundido como materialismo histórico-dialéctico, constatan acertadamente, que la historia de la humanidad se rige por la lucha de clases, vale decir, se levanta y comprueba la hipótesis, de que a partir del régimen social basado en la apropiación individual, surgen las clases sociales antagónicas y en disputa constante; amos y esclavos, siervos y señores feudales, proletarios y burgueses, son la representación material de la existencia de relaciones sociales contradictorias, que se transforman en el motor de la historia, y a la vez, en la base social de los modos de producción esclavista, feudalista y capitalista, respectivamente.

También es necesario aclarar, que la denominación izquierda/derecha, es una conceptualización y clasificación moderna, que podemos encontrar sus raíces, en la revolución francesa, más será imposible que el lector, logre categorizar estas dicotomías, en las revueltas de esclavos encabezados por Espartaco, por ejemplo, o en las articulaciones de campesinos y artesanos, contra los propietarios de la tierra, en la llamada edad media.

Lo cierto es, que esta clasificación izquierda/derecha, no es ahistórica, ni menos puede entenderse como categorías materiales, al estilo marxista, sino se deben entender como una conceptualización moderna, que si bien sirvió en un momento determinado, para diferenciar intereses de clase, y posiciones frente al capitalismo y socialismo, hoy sin embargo, han perdido su vigencia, pues la praxis misma, les ha superado.

En efecto, hasta las últimas décadas del siglo XX, la dicotomía derecha/izquierda, representaba un claro planteamiento ideológico, que explicaba y orientaba la praxis política de la militancia de partidos y movimientos sociales. De hecho, esta dualidad, representó claras posturas que diferenciaban el capitalismo del socialismo, como modos de producción, y de burgueses y proletarios, como clases antagónicas. En síntesis, representaban visiones de mundo, que eran completamente divergentes entre sí.

Resultado de imagen para derecha izquierdaCon lo anterior, no estamos proponiendo un fin de la historia, ni menos cayendo en conceptualizaciones híbridas posmodernas. Muy por el contrario, la intencionalidad de esta crónica, es asentar una discusión ideológica de fondo, que hoy no se da cara al pueblo, pues sólo vemos el aparecer de discursos pirotécnicos, discusiones para la pantalla, antagonismos travestidos, mientras que en la verdadera praxis de la clase política gobernante, existe tal nivel de promiscuidad, que difícilmente pueden ocultar.

Lo anterior, dentro de las variadas explicaciones existentes, tiene una de sus variantes en la crisis ideológica de base, que muestran estas llamadas fuerzas de derecha e izquierda, que gobiernan nuestros países. De hecho, es irrisorio escuchar a algunos políticos plantear que las posiciones del pseudoadversario, “son muy ideológicas…”, como si abrir las sesiones en los Parlamentos, en nombre de dios, oponerse o apoyar la legalización de la marihuana, el aborto, la unión homosexual, etc., no representaran posturas extremadamente ideológicas. Con lo ejemplificado, quedan en evidencia dos elementos de fondo; por un lado, la disociación existente, en que tras de cada posición política, existe un basamento ideológico que la define, y por otro lado, que las grandes “diferencias” políticas ente los dos bandos, representan sólo cuestiones de forma; no visiones de mundo divergentes.

De lo anterior, se desprende que el gran motor y límite de las posiciones ideológicas y políticas, a través de la historia, han sido los postulados éticos y humanos, que las movilizan y no la clasificación moderna izquierda/derecha, que con el devenir del tiempo se ha ido desvaneciendo. En efecto, fueron postulados éticos y humanos, que vieron surgir el cristianismo en oposición a la Roma tiránica, aunque después las estructuras eclesiásticas hayan escondido aquello; esos mismos planteamientos éticos y humanos, han permitido correr las cortinas de la opresión y el oprobio, que durante siglos han escondido las injusticias sociales a través de la historia de la humanidad. De ahí entonces, que en la actualidad, ser de izquierda o derecha, no es una condición sine qua non de ser portador de una ética por la vida, en el más amplio de los sentidos, considerando la vida humana-no humana.

Es tan patente lo anterior, que la no existencia de estos límites y marcos éticos y humanos, no permiten que las clases gobernantes derecha/izquierda, pospongan sus intereses individuales en pos de la existencia colectiva de un planeta en riesgo socioambiental. No posicionan al sujeto colectivo como objeto de su acción política, de ahí que todos los recursos del planeta sean transables y negociables; los derechos humanos básicos como la salud y la educación sean vistas como fuentes de riqueza, y los conflictos sociales sean tergiversados y ocultados ante la población, fetichizando las acciones reivindicativas o poniendo en su lugar al deporte de turno o la pelea farandulezca de moda.

Los límites éticos y humanos, no permiten a los medios de comunicación masiva, y por cierto a los dirigentes políticos de derecha/izquierda, hablar de que el ejército israelí aprisiona y tortura niños palestinos; el secuestro y tortura de Janna Jihad de 10 años y Ahed Tamimi de 16 años, por ejemplo, deberían ser noticia mundial, estar en todas las portadas, en las conversaciones de los colectivos de todo tipo, sin embargo sólo hablan del “conflicto palestino-israelí”, como si fuese ético y humano, poder mantener neutralidad ante tan aberrante genocidio. En esa misma línea, los límites éticos y humanos, no permiten tener una posición categórica, ante el robo descarado realizado en la última elección presidencial en Honduras; ante el acuerdo entre el Fujimorismo y PPK en el Perú, para salvar de la destitución a un presidente timador, y un ex presidente corrupto y asesino; ante las políticas antisociales del gobierno argentino; ante las matanzas del gobierno colombiano; y podríamos colocar un largo etc.

Lo cierto, es que las izquierdas/derechas gobernantes, en la actualidad, carecen de los límites ético-humanos, que les vieron surgir como posiciones de clase, y que por cierto se necesitan para distinguir posiciones ideológico-políticos, para avanzar hoy hacia un mundo más humano. Sólo tienen una visión fetichista y cosificada de los fenómenos sociales. Un ejemplo paradigmático en Chile, lo representa el Partido Comunista, que en su teoría discursiva se yergue como ícono de la defensa popular, y de paso usufructúa y lucra con la educación de cientos de estudiantes de la Universidad Arcis, es cómplice activo de un gobierno que mantiene un modelo económico inhumano, que potencia valores ubicados en la prehistoria humana.

En síntesis, sólo una posición ética y humana, impide en la actualidad tener puntos de vista neutrales, pusilánimes y pasivos, ante los ejemplos planteados. Una posición ética y humana de los fenómenos, impide que sólo se analice el aparecer de los hechos; que se vean como conflictos sin contextos histórico culturales; que en las marchas sólo se analicen cuantas bombas molotov fueron lanzadas, cuantas maquinarias se queman en el conflicto mapuche, cuantas detenciones deja una movilización social, etc. Con lo cual, la violencia que se genera en los conflictos sociales, aparece como unilateral y descontextualizada, aunque de lo que se trata en realidad, desde posiciones ético-humanas, y siguiendo a Julio Cortázar, es “… comprender quién pone en práctica la violencia: si son los que provocan la miseria o los que luchan contra ella”.

En definitiva, el llamado desde esta crónica, es que desde posiciones éticas y humanas, los individuos y colectivos, vuelvan a retomar el interés de clase y tal vez, abandonar nociones que han quedado vacías de ética y humanidad, ya que la fuerza de la historia no tiene nombres, ni clasificaciones temporales; sólo tiene prácticas materiales. De ahí, la urgencia de emplazar, en nombre de la humanidad, a enterrar las izquierdas/derechas, sobrepasadas por el peso de la historia, en una tumba profunda, que sólo tenga una lápida que diga: aquí yace un ropaje que ya no tapa ni la vergüenza

*Sicólogo chileno.  Participación Ciudadana en surysur

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