Octubre

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LN
Bajo de la dirección de Sergei Eisenstein, uno de los creadores del cine tal como lo entendió el mundo antes de que la ramplonería «made in Hollywood» pervirtiera y prostituya el arte cinematográfico, un grupo de cineastas rusos comunistas —o embriagados por la doctrina que iba a cambiar el mundo— produjo este filme para el décimo aniversario de la Revolución de Octubre.

 

En su formato original Octubre tenía un tiempo de proyección de más de dos horas (142 minutos y fracción) y procuraba recrear y reflejar con la mayor «subjetiva objetividad» los hechos que se produjeron en el imperio de los zares el año de 1917, pero fundamentalmente hacer de la diégesis una lección ética para la bitácora que registra la historia de los oprimidos.

 

Como suele ocurrir con las grandes obras (en todos los tiempos y lugares) quien la encargó, Stalin, fue el primero en censurarla. Estrenada en 1928, sufrió algunos cortes, por ejemplo desaparece Trotzki.

 

Esta obra maestra del lenguaje y la técnica cinematográfica adelanta, si cabe la expresión, lo que sería el destino de Eisenstein —que, como otros artistas e inteletuales cae pronto en media desgracia en su país y recibe en cierta forma a modo de premio el silencio y las trabas cuando viaja a Estados Unidos para investigar sobre los resultados del sonido en las películas.

 

Trabaja para la Paramount en Estados Unidos, que lo recibe como un genio del cine y también como un enviado del infierno para acabar con Hollywood.

 

Viaja a México para llevar a cabo un proyecto con el novelista, mediocre, Upton Sinclair —que termina traicionándolo y robándole lo filmado de Viva México. Sinclair adelanta, es un decir, la unión perfecta entre ciertos socialistas y ciertos capitalistas.

 

Regresa a la URSS, pese a que su primera obra maestra, El acorazado Potiomkin es considerada genial, nunca termina de sacudirse el estigma de no ser confiable para la ortodojia stalinista. Filma algunas películas (entre ellas su obra final, en 1938, Alejandro Nevski), se refugia en la enseñanza y la experimentación. Muere en la dudosa santidad propia de aquellos con los cuales nadie sabe exactamente qué hacer. Con el material de su Viva México se han hecho seis o siete películas. Él, el rey del montaje, no pudo nunca disponer de ese material.

 

En 1948 no se había agotado su capacidad, pero no era confiable para nadie, aferrado al sentimiento comunista que originó la revolución y no al cálculo de los intereses que nacieron luego de instaurada la república de los soviets.

 

Octubre se realiza a partir de Los 10 días que estremecieron al mundo, el libro testimonial del periodista estaounidense John Reed.

 

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